Se trata de un servicio de comunicación para el mundo del vino. La esencia del proyecto hay que buscarla en su creadora, Carmen Toro. Al hablar con ella y conocer su trabajo, enseguida quedaron claros los ingredientes: pasión, orgullo, integridad y un talento especial para proteger y cuidar las palabras usándolas con mimo.
El objetivo era alejarse de la superficialidad del actual marketing y de la futura inteligencia artificial para centrarse en la inteligencia real, con verdad, carismática y llena de significado y de experiencias, manifestada en la voz de sus protagonistas: las personas.
Con esta premisa, propusimos una identidad en la que estuviese presente en todo momento la mano humana; si bien es cierto que trabajamos sobre un soporte puramente digital como es un sitio web, nos propusimos dibujar la página, de tal manera que, en todas las oportunidades que tuvimos en forma de banners o imágenes asociada a secciones, utilizamos el lápiz y los delineadores para ilustrarlo. Buscábamos hacerlo con el mismo cariño con el que Carmen cuida a sus palabras.
Para el diseño del logotipo principal y el desarrollo de las submarcas, nos fijamos en otra de las pasiones de Carmen: la tauromaquia. Y, en ella, nos encontramos con los hierros de las ganaderías; inspirándonos en ellos, desarrollamos un conjunto de logotipos que firman, marcan y dejan huella.
La tipografía manuscrita (una vez más, la mano, el alma siempre presentes) sobre las líneas rompe con la rigidez del pentagrama, de lo prefabricado de los contenidos insípidos y encorsetados que suelen verse por doquier.